Un nuevo blog, nuevas formas de intentar demostrar lo que podemos llegar a dar en este mundo que tan complicado se nos está poniendo a los jóvenes. Yo soy una chica de 26 años, he estado trabajando tres años en un banco pero lo dejé justo hace un año.Me arriesgué y me fui al extranjero en busca de nuevas experiencias que me enriquecieran. Sé que puede resultar una "locura" teniendo en cuenta que la tasa de paro alcanza ya el 24,44% según la última Encuesta de Población Activa publicada. Pero si no perseguimos nuestros sueños y no luchamos por intentar conseguir aquello en los que podemos sentirnos realizados de verdad, seremos unos infelices. Y al final lo que no podemos permitirnos, en esta vida que dura más bien poco, es permitir que la vida te pase a ti sin que la vivas.
Será un blog a título informativo donde pretendo explicar determinados conceptos económicos, que aparecen constantemente en los medios de comunicación, de una manera fácil para que aquellas personas que como yo, cuando no tenía ni idea, puedan entender mejor lo que nos acontece en estos tiempos "revueltos".
Mi primera entrada trata sobre algo sencillo, pero me hace ilusión que sea este artículo porque fue el primero que escribí mientras colaboré un tiempo en el periódico regional extremeño VUELTA DE HOJA.
EL TEMIDO DÉFICIT
PÚBLICO.
Llevamos unas semanas
sumamente intensas, en las que no hacemos otra cosa que escuchar
constantemente en los diferentes medios de comunicación términos
como prima de riesgo, deuda pública, déficit público… y además podemos observar
cómo cualquier persona, sin tener mucha idea en temas financieros, habla sobre
ello como si llevará cultivándolo toda la vida. Pero, sabemos realmente qué es
el déficit público, por qué se ha producido, cómo influye éste en la deuda y en
la tan ya conocida prima de riesgo. Este artículo pretende explicarles de una manera menos técnica las
cuestiones anteriormente expuestas, para que aquellos que no somos expertos en
economía podamos entender los problemas que están aconteciendo actualmente en
nuestro país.
Los Estados, como en
cualquier economía doméstica, tienen su partida de ingresos y de gastos. Los ingresos los
consiguen a través de tributos, tarifas y tasas varias, productos de monopolios
fiscales entre otros, y los gastos públicos los podemos dividir en tres
categorías, los Gastos corrientes que son aquellos que ejecuta el Estado para
adquirir los factores de producción
necesarios para poder proporcionar bienes y servicios públicos. Estos gastos
son los que incrementan la renta nacional, ya que hay una repercusión directa
en el bienestar de los ciudadanos y en la productividad del país. Por otro lado
tenemos los Gastos de transferencia, que son aquellos que no se utilizan para producir servicios
públicos sino que se utilizan para cubrir necesidades de determinados
beneficiarios. Un ejemplo es nuestro sistema de la Seguridad Social, donde
gracias al ingreso que recibe el Estado de los contribuyentes puede atender los
gastos de atención médica que tienen los trabajadores y familiares a su cargo,
así como las prestaciones por jubilación, prestaciones por desempleo y
subsidios o subvenciones no incluidas en el sistema de Seguridad Social. Por
último, tenemos los Gastos de inversión que se producen cuando se adquieren bienes
instrumentales o también llamados de capital e incrementan el activo del Estado,
y que son lo que se utilizan para la producción por el propio Estado de bienes
y servicios. Esos bienes instrumentales a los que hacemos referencia son lo que
comúnmente llamamos, materias primas.
Una vez aclarado ligeramente el concepto del gasto, procedo
a dar paso a nuestro “querido” Déficit Público o también denominado Déficit
Presupuestario. Éste se produce cuando los gastos públicos realizados por el
Estado y el resto de entidades públicas (comunidades autónomas y ayuntamientos),
durante un determinado periodo, supera a los ingresos.
Ese déficit debe ser cubierto, por ello las administraciones
públicas acuden al sector privado para financiarse, emitiendo bonos y
obligaciones a x años que se devolverán a un tipo de interés pactado en el
momento de la emisión. El conjunto de préstamos que pide el sector público es
lo que da lugar a la deuda pública.
Veamos un ejemplo, si
yo necesito comer tres patatas diarias (gastos) pero sólo tengo dos (ingresos),
tendré un déficit de una patata y lo que hago para intentar solucionar el
problema es acudir a mi vecino para pedirle prestada una patata, lo que implica
que genere una deuda por valor de una patata.
Estamos de acuerdo que cuanto mayor es el gasto público,
mayor será el déficit si los ingresos no suben, y si mayor es el déficit mas
deuda pública tendrá que emitir el Estado y más empobrecidos estaremos en un
futuro, porque son las generaciones venideras las que tendrán que pagar los
intereses de esa deuda con los impuestos.
El problema reside en la estructura del gasto, cuando se
incrementa el gasto público para fomentar la productividad y la inversión y
conseguir así un crecimiento de la demanda agregada *, el país conseguirá
crecimiento sostenible, y aunque tenga que acudir a los mercados para
financiarse, podrá amortizar esa deuda sin problemas al generar los recursos
suficientes para ello. En España gran parte de la deuda que emite el Estado se
utiliza para pagar el subsidio de desempleo de ese 21% de personas en busca de
empleo que empantanan las colas del I.N.E.M, en lugar de ir destinada a cubrir
inversiones que impulsen el crecimiento de la economía y consigan así crear
empleo.
De esta manera entendemos que el déficit está directamente
relacionado con los planes de estímulo que en época de crisis son tan
importantes para incentivar a la demanda. El punto de inflexión se produce
cuando el déficit es excesivamente alto puesto que empieza a ser peligroso por
el endeudamiento que origina. Y cuando un país tiene un déficit muy alto tendrá
mayores problemas para obtener préstamos del sector privado ó de los mercados.
Estos efectos se ven reflejados en los tipos de interés, los cuales serán
mayores cuanta más incertidumbre exista en la economía. Y esa incertidumbre se
plasma en la prima de riesgo, concepto que explicaremos en el próximo artículo.
La U.E está obligando a los estados miembros a reducir sus
márgenes de déficit por el sobreendeudamiento que se está llevando a cabo y
esto para los ciudadanos se reflejará en una reducción de su estado de
bienestar, por una parte recortando en gastos (corrientes y de inversión) y por
otra elevando los impuestos.
¿Y por qué los mercados desconfían de España? Porque las
previsiones de crecimiento son mínimas con esa tasa de paro que dobla la media
de la U.E y se necesita un plan de estímulos creíbles que incentiven la
creación de empleo a medio y largo plazo. Necesitamos que el gobierno tome
medidas para que haya unos cambios estructurales y dar así estabilidad.