Últimamente sobretodo, los llamados paraísos fiscales están
continuamente en los medios porque cada vez somos conocedores de más y más casos,
tanto de empresas como de particulares, que se benefician de las ventajas que
conceden estos territorios. ¿Qué son los paraísos fiscales? Pues son como bien
he dicho, territorios que están por todo el mundo, en los que los inversores
extranjeros gozan de una baja o nula tributación, además de disfrutar de una
opacidad en las operaciones que allí pueden llevar a cabo, gracias a la
inexistencia de registros y controles de las mismas. En algunos casos, se
produce una exención total y en otros una reducción considerable del impuesto,
y siempre y cuando los negocios se realicen fuera del paraíso fiscal. Los
ciudadanos y empresas residentes en el país sí están obligados a pagar sus
impuestos.
Podemos preguntarnos por
qué determinados países optan por este tipo de estrategias, pues bien, debemos
tener en cuenta que en la mayoría de los casos se trata de países de tamaño
reducido, con escasos recursos naturales e industriales lo que implica que los inversores
inicialmente no se vean atraídos. Es por ello, por lo que buscan a través de
políticas tributarias muy beneficiosas para el inversor, atraer capital extranjero y utilizarlo para fortalecer sus economías,
creando empresas, potenciando empleo y otras finalidades económicas y
financieras.
Vamos a ver algunas de las principales características de
este tipo de “oasis” financieros y fiscales :
Guardan la
titularidad de empresas y cuentas bancarias. No hay un registro público de
propietarios y accionistas de empresas, existen los llamados “Nominees” que son
los representantes formales de las mismas y los que tramitan las
operaciones. Otro punto de gran
atractivo para las empresas, es la simplicidad de formalización y registro.
Allí la burocracia no es un problema.
Existe en ellos también el conocido como “Secreto Bancario”,
que permite la utilización de cuentas anónimas y numeradas y la no-obligación
para el banco de identificar y conocer al cliente.
Estos países no firman tratados ni convenios con otros
países que supongan un intercambio de información bancaria o fiscal, y no penan
el blanqueo de dinero.
Además se esfuerzan
por tener una estabilidad política y monetaria, esto tiene su lógica, puesto
que ¿Quién invertiría en un país inestable?
De esta manera podemos ver lo sumamente atractivos que son estos territorios para las empresas y ciudadanos extranjeros con ingresos elevados, los cuales
sufren en sus países altas cargas impositivas, sobretodo en estados
europeos, donde pueden alcanzar casi un 50% de los ingresos.
A esta salida de
dinero se la conoce como “Fuga de Capitales”, que por razones obvias preocupa
cada vez más a los países de origen, que ven su recaudación mermada. Es por
ello, por lo que cada vez se toman más medidas para evitarlo, pero el vivir en
un mundo globalizado, donde se ha apostado por una liberalización del comercio,
se hace sumamente complicado controlar los movimientos de dinero a estos
países.
Por lo tanto, nos quedamos con que para las empresas tener
filiares en paraísos fiscales supone atractivas ventajas, mejoran su cuenta de
gastos al pagar menos impuestos, siendo
así más competitivas (además de otras, como otra vía de financiación); y a los
particulares, les dota de poder beneficiarse de depositar dinero con la
tranquilidad de no ser presas del fisco de sus países.
Muchos pueden pensar que
esto puede suponer un “chollo”, pero hay que tener en cuenta que los impuestos
son necesarios, son la base de la convivencia social. Si queremos tener y
disfrutar de servicios e infraestructuras, como contraprestación tenemos que
pagar impuestos, y cuanto más desarrollado y avanzado esté un país, más
impuestos habrá que pagar puesto que las
necesidades serán mayores. La educación, sanidad, desempleo, pensiones,
dependencia etc son pagados con impuestos. Lo que no es justo, y aquí hablo
bajo mi punto de vista, es que los que más ingresan tengan la opción de
librarse de pagar y son las medianas empresas y el ciudadano medio quien paga
siempre. Lo que deberíamos hacer como ciudadanos, es prestar más atención al
gasto público, exigiendo que el gobierno rinda cuentas detalladas sobre CÓMO y
EN QUÉ gastan el dinero de nuestros impuestos.
Para acabar os dejo un par de datos de interés,
·
Según la ONG Intermon Oxfam una tercera parte de
la riqueza global se esconde en paraísos fiscales. Se calcula que con esos
beneficios fiscales se acabaría con el hambre en el mundo.
·
Según el
Observatorio de Responsabilidad Corporativa
el 86% de las 35 mayores empresas que compone el IBEX (empresas que representan
la llamada marca España) tienen alguna filial en paraísos fiscales.